LOS PATRIOTAS SALTO-JUJEÑOS: LA FIDELIDAD AL PROYECTO INDEPENDENTISTA HASTA EL FIN.
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En torno a la inauguración del Monumento a Manuel Eduardo Arias en Jujuy
LOS PATRIOTAS SALTO-JUJEÑOS: LA FIDELIDAD AL PROYECTO INDEPENDENTISTA HASTA EL FIN.
La adhesión al proyecto independentista americano fue sin duda el motor que movilizó a los patriotas salto-jujeños, muchos de los cuales (a pesar de no estar obligados a ello por no ser militares de carrera) se sumaron efectivamente a la lucha contra las fuerzas realistas. Entre aquellos personajes salto-jujeños que abrazaron las armas a favor del proyecto independentista se cuenta a Manuel Eduardo Arias, a quien el pueblo jujeño en uso libérrimo de su autonomía y basado en una minuciosa revisión de su historia ha decidido reconocer como héroe provincial de la Independencia. Este año 2022, Bicentenario de su paso a la Inmortalidad, ha estado jalonado en las provincias de Jujuy y Salta por numerosas publicaciones, actos, conferencias y reconocimientos en torno a la figura de este luchador de la Independencia, las que han contribuido notablemente al rescate de su memoria no solo a nivel regional sino también nacional. Pero sobretodo han aportado al esclarecimiento de su papel en la guerra por la independencia en nuestro Norte Heroico. La reciente inauguración de un Monumento dedicado a su memoria en la ciudad de San Salvador de Jujuy como cierre de las actividades del año 2022 ha sido un mojón destacable. Pero sin duda no será el último, puesto que el Año del Bicentenario tendrá su cierre en de junio de 2023.
Ya en distintos estudios biográficos[1], ha quedado suficientemente expuesto cómo Arias mantuvo su enfrentamiento a las fuerzas realistas hasta el día de su muerte ocurrida el 16 de junio de 1822, un año después de la muerte de Güemes (17 de junio de 1821)[2]. El compromiso de Arias con la lucha para expulsar a los realistas del territorio salto-jujeño llevó a que el Cabildo de Jujuy destacara su “incorruptible patriotismo”[3] en 1822, así como al Cabildo de Salta a declarar a Arias “gloria y honor de la provincia”[4] en 1823. Aquel compromiso con la causa independentista no fue una postura individual o aislada, sino que se hallaba estrechamente vinculada con los ideales enarbolados por muchos otros protagonistas de esos años de lucha, quienes desde Jujuy participaron de la gesta libertadora. Entre los principales podemos citar al Canónigo Juan Ignacio Gorriti, al Diputado Teodoro Sánchez de Bustamante, al Teniente de Gobernador Agustín Dávila, junto a muchos otros. Todos ellos compartieron además una serie de ideas y principios políticos que confluyeron a partir de 1819 en la conformación de un movimiento conocido como la “Patria Nueva”[5].
Respecto a
la postura sobre la lucha por la Independencia de quienes formaran parte de la
“Patria Nueva”, puede resultar esclarecedor detenernos en un hecho en general poco
difundido por la historiografía que aborda este período: se trata de la Cuarta Campaña
al Alto Perú, organizada entre los años 1822 y 1824, y ejecutada finalmente en
el año 1825. Dicha campaña, en continuidad con el Plan Continental
sanmantiniano[6],
busca avanzar y enfrentar al ejército
realista concentrado en el Alto Perú. Su organización se remonta a julio de 1822,
cuando llega a las Provincias Unidas una misión encabezada por el funcionario
peruano Antonio Gutiérrez de la Fuente, enviado por San Martín para solicitar
apoyo en la conformación de un ejército que desde Salta debía actuar sobre las
fuerzas de Olañeta. La misión de Gutiérrez de la Fuente contó inmediatamente
con el apoyo de los gobernadores del interior, quienes se comprometieron a
aportar hombres para la conformación de dicho ejército. Entre los que brindaron
su apoyo se encontraban Juan Bautista Bustos, Gobernador de Córdoba y
designado en principio por San Martín Jefe de la avanzada; José María Pérez de Urdininea,
Gobernador de San Juan y segundo al mando; Pedro Molina en Mendoza; Estanislao
López en Santa Fe, y Bernabé Aráoz de Tucumán[7],
entre otros. También comprometen su participación Jujuy, Salta, Santiago del
Estero. La conformación de esta ejército no pudo concretarse en aquel momento principalmente
por la negativa de la provincia de Buenos Aires (única
capaz de aportar los recursos monetarios), que bajo la influencia de Bernardino
Rivadavia se resistió financiar el proyecto. Aunque también fue decisivo el
cambio de escenario político y militar producido en el Perú con la renuncia de
San Martín al Protectorado[8].
Sin
embargo, la organización de esa Cuarta Campaña al Alto Perú continuó bajo el
mando de Pérez de Urdininea, veterano militar altoperuano de la guerra
independentista, quien deja la Gobernación de San Juan para dedicarse a la
organización un ejército capaz de ejecutar un último avance patriota contra el
dominio español. Una investigación de la historiadora salteña Eulalia Figueroa
Solá sobre esta Cuarta Campaña al Alto Perú[9] saca
a la luz importantes datos a partir del análisis de la correspondencia entre sus
organizadores. La Cuarta Campaña, al carecer de financiación oficial, fue
sostenida principalmente por los aportes del poderoso comerciante porteño
Ambrosio Lezica, dueño de una de las más importantes empresas comerciales del
Puerto de Buenos Aires con ramificaciones en Valparaiso y en Lima. Lezica, que
llegó a ser apodado “el rey de la aduana”, tenía una larga relación con San
Martín[10]
por haber financiado también la conformación del Ejército de los Andes.
Llagamos aquí
el dato que nos interesa precisar: entre quienes participaron de la
organización de la Cuarta Campaña, Figueroa Solá menciona como uno de sus “protagonistas” al Coronel Agustín Dávila[11]. Urdininea
designa a Dávila (que se hallaba exiliado en Córdoba) junto a otros militares,
“encomendados en las provincias
rioplatenses de recibir y entregar el material que enviaba Ambrosio Lezica
desde Buenos Aires”[12]. Dávila
fue uno de los principales defensores de la organización de la “División del Sur” (como se conoció al
ejército de la Cuarta Campaña) y fue crítico del Gobierno de Buenos Aires “que desde el principio del proyecto de
expedición ha estado en contradicción”[13]
con la conformación de esta fuerza patriota, según él mismo le escribe a Lezica
el 23 de julio de 1823. En la correspondencia que Figueroa Solá analiza, Urdininea
se refiere a “su querido amigo el Coronel
Agustín Dávila”[14],
de lo que se desprende que la relación entre ellos no era solo política,
militar y económica.
La presencia de Dávila como protagonista de la organización de la Cuarta Campaña al Alto Perú es importante para contextualizar la participación de los patriotas salto-jujeños pertenecientes a la “Patria Nueva”, y valorar adecuadamente su compromiso con la lucha por la independencia. Recordemos que el Coronel Agustín Dávila tan solo unos meses antes, el 23 de junio de 1822 había sido derrocado por un golpe como Teniente Gobernador de Jujuy en el contexto del conflicto desatado entre la “Patria Vieja” encabezada por gobernador Gorriti en Salta[15] y la “Patria Nueva” dirigidas por Dávila en Jujuy[16].
El
Gobernador Agustín Dávila es el mismo que, tan solo uno meses antes había organizado
la defensa del territorio jujeño junto al coronel Arias frente a los avances de
las fuerzas Olañeta. Este último violaba las condiciones del Armisticio de 1821,
enviando a sus tropas a ingresar en el territorio provincial para
aprovisionarse de ganado. El 17 de mayo de 1822 Dávila ordena a Arias
convocar a sus gauchos humahaqueños y:
“marchar
con toda prontitud a atacar al enemigo, procurando quitarle al enemigo (sic)
el ganado tomado. Esta Comandancia confía
en la vigilancia de Ud. y sus buenas disposiciones al feliz éxito de este
primer ensayo, en que no dudo escarmentará a los atrevidos tiranos, como lo ha
acostumbrado, pues la Patria exige a sus hijos los últimos esfuerzos de su
valor”[17].
Los
documentos de la época no dejan dudas acerca del protagonismo de Dávila (a
quien Félix Infante señala como “amigo
dilecto” de Arias[18], afirmando
que “la correspondencia entre ambos
amigos es casi diaria”[19]) en
la organización de la Cuarta Campaña al Alto Perú. Según Joaquín Carrillo, Arias
fue bajo la Gobernación de Dávila en Jujuy, su principal arma para controlar
los avances realistas, ya que el Gobernador jujeño contaba con la “incontrastable perseverancia del valeroso
Coronel Arias”[20]. No es difícil imaginar cuál hubiera sido el
papel jugado por Arias en esa nueva Campaña al Alto Perú si poco antes no
hubiera sido ultimado en San Andrés por una partida a manos del oficial salteño
Mariano Abán, un 16 de junio de 1822. La participación de Dávila desde 1823 en
la organización de en Cuarta Campaña una vez más muestra claramente que la
oposición de la “Patria Nueva” nunca fue al proyecto independentista ni al Plan
Continental Sanmartiniano, y prueba el sentido americano y continental de sus
integrantes: “los miembros de la elite de
Salta y de Jujuy, consideraron que la independencia en el Río de la Plata no
estaba concluida si el Alto Perú continuaba en poder de los realistas”
sostiene Figueroa Solá en la conclusión de su trabajo[21].
Por ello, como
señalábamos al principio, el monumento emplazado en Jujuy en memoria de Manuel
Eduardo Arias expresa un merecido reconocimiento por parte del Pueblo Jujeño a
su figura. Pero corresponde también ver reflejado en ese Memorial el
reconocimiento a todos aquellos patriotas que desde Jujuy acompañaron el
Proyecto independentista hasta sus instancias últimas, sin renunciar jamás a
ver una América libre y soberana.
Lic. Gustavo Álvarez
Grupo de Letras y Memoria de Orán.
31 de diciembre de 2022.
Fuentes:
ÁLVAREZ,
Gustavo: 1821 – Manuel Eduardo Arias en
la Encrucijada de la Patria. Ediciones del Trópico, 2022.
BIDONDO Emilio: Historia de Jujuy.
Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1980.
COLOMBO MURÚA, Patricio. Facundo De Zuviría, Ediciones de la Universidad Católica de Salta, 2021.
CORNEJO, Atilio. Historia de Güemes. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1946.
FIGUEROA SOLA
Eulalia: Conflictos políticos y negocios.
La última expedición rioplatense al Alto Perú. Revista Andes, Universidad Nacional de Salta, n° 25, 2014.
FRIAS Bernardo: Historia del General Martín Miguel de Güemes y de la Provincia de Salta.
Tomo III.
GUIDO Tomás: Memoria presentada al Supremo Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1816. En San Martin y la Gran Epopeya, (1861) Jakson – Buenos Aires, 1928.
INFANTE
Félix, Manuel
Eduardo Arias, su vida, su drama. Jujuy (1966).
En VALDEZ Fernando; FERNÁNDEZ DISTEL Alicia (Comp.). Manuel Eduardo Arias
Guerrero de la Independencia. Editorial de la Universidad Nacional de Jujuy,
2012- También ARIAS
Víctor. Manuel Eduardo Arias: vidas
paralelas, Tomo I, Jujuy, Ediunju, 2021.
LIVI Hebe: San Martín: Misión Gutiérrez de la Fuente. Revista. Universidad, n° 90, 1978. Universidad Nacional del Litoral.
MARCHIONNI,
Marcelo; CARETTA, Gabriela Alejandra. Entre la ciudadanía y la
feligresía. Revista Andes, Universidad Nacional de Salta, núm. 11, año 2000
RABINOVICH, Alejandro Martín: Una Independencia, dos caminos. La disputa por la estrategia militar de la Revolución. En AA.VV. 200 años de la Independencia Argentina. Congreso de la Nación – Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Honorable Senado de la Nación, 2017.
[1] Cfr. INFANTE Félix, Manuel Eduardo Arias, su vida, su drama. Jujuy (1966). En VALDEZ Fernando; FERNÁNDEZ DISTEL Alicia (Comp.). Manuel Eduardo Arias Guerrero de la Independencia. Editorial de la Universidad Nacional de Jujuy, 2012- También ARIAS Víctor. Manuel Eduardo Arias: vidas paralelas, Tomo I, Jujuy, Ediunju, 2021.
[2] El tema ha sido desarrollado en ÁLVAREZ, Gustavo: 1821 – Manuel Eduardo Arias en la Encrucijada de la Patria. Ediciones del Trópico, 2022.
[3] Archivo Capitular de Jujuy T. 3 pág. 165. Cfr. INFANTE F. op. cit. pág. 83.
[4] FRIAS Bernardo: Historia del General Martín Miguel de Güemes y de la Provincia de Salta. Tomo III, pág. 631.
[5] Los miembros
de este partido “inician la construcción de un “nuevo orden” que pretende fundar
institucionalmente a la Provincia, en oposición al “desorden” y “tiranía” con
el que estigmatizan a la gestión de Güemes” (cfr. MARCHIONNI,
Marcelo; CARETTA, Gabriela Alejandra. Entre la ciudadanía y la
feligresía. Revista Andes, Universidad Nacional de Salta, núm. 11, año
2000.) Por su parte, los adherentes a Güemes como José Ignacio Gorriti, Pablo
Latorre, o Dionisio Puch, conformarán la llamada “Patria Vieja”: “su objetivo
primordial era el de lograr la salvación común, asegurando la independencia,
sin la que no habría el reconocimiento de ningún derecho y todos los
sacrificios realizados habrían sido en vano” (cfr. (COLOMBO MURÚA, Patricio. Facundo
De Zuviría, Ediciones de la Universidad Católica de Salta, 2021, pág. 40.). Tanto uno como otro grupo se consideraba a sí
mismo los auténticos defensores de la Patria, y como afirma el historiador
salteño Atilio Cornejo, entre estos dos grupos partidarios “se advertía
cierto matiz en pugna de la democracia de Güemes, a la aristocracia republicana
de los otros. Pero en ambos, un sano patriotismo y un amor al terruño no
desmentido” (cfr. CORNEJO, Atilio. Historia
de Güemes. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1946, pág. 386). Cfr. ÁLVAREZ,
Gustavo: 1821… op. cit.
[6] Existe una corriente de historiadores que, en contra de una opinión generalizada sostienen que probablemente, al menos en un primer momento el Plan Continental no contemplaba el avance del Ejército Auxiliar sobre el Alto Perú. El historiador Alejandro Ravinovich deja suficientemente demostrado que existía una profunda discrepancia entre el proyecto militar encarado por San Martín (vía Chile – Lima) que prevaleció, y el de Belgrano (vía Alto Perú) que fue postergado: “Todo esto estaba estipulado en la prolija Memoria de Guido: mientras los escasos recursos disponibles se concentraban en la reconquista de Chile, en el noroeste se pasaría a una estricta estrategia defensiva, ejecutada por los escuadrones gauchos salteños con un minúsculo Ejército Auxiliar del Perú a modo de reserva en Tucumán” Cfr. RABINOVICH, Alejandro Martín: Una Independencia, dos caminos. La disputa por la estrategia militar de la Revolución. En AA.VV. 200 años de la Independencia Argentina. Congreso de la Nación – Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Honorable Senado de la Nación, 2017. pág. 37. El propio Tomás Guido, principal impulsor ideológico del “Plan Continental” de San Martín ante el Congreso en Tucumán, había escrito en su conocida Memoria: “considero impolítico y ruinoso continuar la guerra ofensiva con el ejército auxiliar del Perú” y entiende que ese ejército, asentado en Tucumán se halla bajo el “descrédito que arrastra a un general batido”[6]. Así mismo sostiene Guido que recién una vez hecho el desembarco del ejército patriota en Perú “con el fin de insurreccionar toda la costa de Tacna, la provincia de Puno, Cuzco y Arequipa (…) Tal es la ocasión en que el Ejército auxiliar del Perú a las órdenes del General Belgrano debe marchar de frente, y poner a cubierto de una nueva invasión” las provincias del sur. Cfr. GUIDO Tomás: Memoria presentada al Supremo Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1816. En San Martin y la Gran Epopeya, (1861) Jakson – Buenos Aires, 1928 pág. 37 y 34., ibídem pág. 46. El “Plan Continental” de San Martín debió ir variando y adaptándose a medida que se desarrollaban los acontecimientos de la lucha independentista: la derrota de Cancha Rayada ante el ejército realista, y la imposibilidad de vencerlo definitivamente en el sur de Chile, retrasaron significativamente el proyecto original de embarcarse hacia el Perú en el invierno de 1817. Cuando finalmente en septiembre de 1820 (tres años después de lo previsto) San Martín logra desembarcar su ejército en Perú, pese a los primeros brillantes movimientos tácticos con los que logra la caída de Lima en julio de 1821, su éxito a partir de allí es relativo: diezmada su fuerza militar por las enfermedades y en un número muy inferior a las fuerzas españolas “incapaz de buscar una batalla decisiva, su presencia en la capital se hacía cada vez más incómoda para una élite poco dispuesta a sostener a un ejército extranjero. El Protectorado, que daba a San Martín facultades extraordinarias por tiempo indeterminado, fue un desastre político que en breves meses le enajenó todo el apoyo local y terminó desencantando hasta a los oficiales que lo acompañaban desde Mendoza. A medida que se filtraban los planes monárquicos del Protector, el descontento no hacía sino crecer” explica Ravinovich, op. cit. Tal es la situación del Perú cuando en mayo de 1822 San Martín envía a Gutiérrez de la Fuente a organizar la Cuarta Campaña al Alto Perú.
[7] El 26 de septiembre de 1822 Bernabé Araoz, envuelto en una lucha interna por el gobierno de Tucumán, escribe a López de Santa Fe asegurándole “los extraordinarios esfuerzos con que me comprometo a favor de la Expedición sobre el enemigo común”. Cfr. Archivo General de la Provincia de Santa Fe, Gobierno, Apéndice 2, p. 609. Citado por LIVI Hebe: San Martín: Misión Gutiérrez de la Fuente. Revista. Universidad, n° 90, 1978. Universidad Nacional del Litoral.
[8] En diciembre de 1822 Bustos renuncia a favor de Urdininea a la comandancia del ejército en formación dando entre otros motivos: “el de la separación del mando del Estado del Perú del Exmo. Sr. Don José de San Martín con destino a la República de Chile, lugar hoy de su residencia sin la representación y carácter que investía en aquel Estado donde se hizo el promovedor de dicho proyecto y me facultó para su realización” (…) y “el no haber recibido en tres correos consecutivos comunicación alguna del nuevo Gobierno de Lima relativa á este intento, en combinación de un plan de operaciones capaz de asegurar su éxito”. Citado por LIVI H. op. cit.
[9] FIGUEROA SOLA Eulalia: Conflictos políticos y negocios. La última expedición rioplatense al Alto Perú. Revista Andes, Universidad Nacional de Salta, n° 25, 2014.
[10] En una carta del año 1819 San Martín agradece los aportes a Lezica reconociéndole que “si hubiese muchos del desprendimiento de .U y con sus sentimientos en beneficio de la Causa ni yo estaría acantonado en Curimon (Chile) ni tal vez el virrey del Perú se hallara en Lima”. Archivo de la Biblioteca Nacional de Bolivia, Colección Rück, 310. Citado por FIGUEROA SOLA Eulalia: Conflictos políticos… op. cit.
[11] Agustín Dávila, nacido a fines del siglo XVIII en el Alto Perú, fue hijo de Tadeo Dávila, gobernador de la Paz. Estudiaba en Buenos Aires cuando se incorporó al ejército que marchó al Alto Perú en 1810 participando en la batalla de Huaqui. Regresó a Buenos Aires hasta 1814 cuando nuevamente se integró al ejército patriota bajo las órdenes de Belgrano. Se incorporó a la Guerra Gaucha bajo las órdenes de Güemes, aunque más tarde se convirtió en un férreo opositor al Gobernador. Miembro de la “Patria Nueva”, fue gobernador de Jujuy entre 1821 y 1822, año en que fue destituido y debió exiliarse a Córdoba en medio de la ofensiva de la “Patria Vieja” sobre Jujuy (ver cita 16). Desde esa ciudad tuvo contacto con Lezica y Pérez de Urdininea. En 1824, convocado por el gobernador de Salta, Juan Antonio Álvarez de Arenales, estuvo nuevamente al frente de la gobernación de Jujuy hasta julio de 1826. Por razones políticas emigró a Cochabamba donde murió en 1839.Cfr. FIGUEROA SOLA Eulalia: Conflictos políticos… op. cit.
[12] FIGUEROA SOLA Eulalia: Conflictos políticos… op. cit.
[13] Ibídem.
[14] Ibídem.
[15] Gorriti a su vez había ocupado la Gobernación de su provincia mediante un golpe en septiembre de 1821 contra Antonio Fernández Cornejo, gobernador legítimamente nombrado por el Cabildo de Salta.
[16]
Respecto a la destitución de Dávila nos recuerda
Emilio Bidondo: “indudablemente
estos hechos demostraban la existencia de un plan definido y sanguinario, como
nunca se viera en estar regiones, para asegurar el domino de la Patria Vieja en
Jujuy. Que este inicuo plan contaba con aquiescencia del gobernador de la
provincia (Gorriti), no puede ser
puesto en duda por la impunidad de que gozaron los conjurados (…) Así cayó
Jujuy en manos de la Patria Vieja, ya que el 25 de junio una fuerza armada
destacada por Gorriti, a órdenes del coronel Juan Manuel Quiroz, se dirigió de
Salta a Jujuy para dar apoyo a los sublevados (que habían derrocado a
Dávila)(…) De más está decir que con
auxilio de las armas y la bendición de Gorriti, Quiroz se hizo cargo de la
tenencia de Gobernación de Jujuy. La provincia quedaba bajo la férrea y
ensangrentada mano de la Patria
Vieja” BIDONDO Emilio: Historia de Jujuy. Editorial Plus Ultra, Buenos
Aires, 1980, págs. 279-280
[17] Carta del
Gobernador Dávila a Arias, 17 de mayo de 1822. Cfr. INFANTE F., op. cit., pág.
81.
[18] INFANTE
F. op. cit., pág. 65.
[19] Ibídem, pág. 68.
[20][20] CARRILLO Joaquín: Historia Civil de Jujuy. Buenos Aires, 1877. Citado por INFANTE F, op. cit. pág. 70.
[21] Cfr. FIGUEROA SOLA E., op. cit.
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