Manuel Eduardo Arias: Un defensor del derecho a la tierra de los originarios.

 



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Manuel Eduardo Arias: Un defensor del derecho a la tierra de los originarios.

Por Gustavo Álvarez - Orán


Manuel Eduardo Arias es ya reconocido como un destacado protagonista de la Guerra de la Independencia, en la cual actuó bajo las órdenes del General Martín Miguel de Güemes participando entre los años 1814 y 1822 en numerosos enfrentamientos contra las fuerzas realistas. Demostró reiteradamente su destreza en las armas, desempeñándose como “Comandante de Gauchos de Orán, San Andrés y la Puna”[1]. Su audaz desempeño comandando la recuperación de Humahuaca el 1° de marzo de 1817 lo ha consagrado como una figura sobresaliente de la “guerra gaucha” en la Puna salto-jujeña. Sin embargo, otros aspectos de su vida han sido menos difundidos: ya hemos presentado en otros textos su rol como hacendado de San Andrés y del Zenta[2]. O su desempeño desde el punto de vista político, por ejemplo durante el breve período en que se desempeñó como Teniente Gobernador de Orán, cuando logró la adhesión y jura de la Independencia del Cabildo de esta ciudad el 15 de agosto de 1816[3]. En este sentido, cuanto más avanza la investigación histórica sobre su vida y su personalidad, contamos con más elementos para comprender su participación en el complejo entramado histórico que planteó el período independentista en Salta y Jujuy.
   
Proponemos ahora centrarnos en otra faceta poco difundida de la vida de Manuel Eduardo Arias: su vínculo con los miembros de las poblaciones originarias que reclamaban la posesión de sus tierras ancestrales. Existe una publicación del sacerdote español Alonso Sánchez Matamoros[4] que saca a la luz importantes datos históricos sobre la actividad de Arias en defensa del derecho a la tierra de los originarios de la Puna[5].

En su texto, basado en documentación del Archivo Histórico de Jujuy, el p. Matamoros cita los testimonios realizados durante un juicio llevado a cabo en el año 1809, a causa de una disputa por la posesión de un territorio en la Palca de Isculla. Se trata de un espacio que toma su nombre de la conjunción de dos pequeños cursos de agua, ubicado en la serranía del Zenta a mitad de camino entre Iruya y Orán, y que actualmente perteneciente a la Finca Santiago[6]. Según el autor “en el pleito entre los indios Canchi de Iruya, apoyados por el P. Alberro y el entonces Protector de Naturales el Lic. Mariano Boedo, contra los Zegada, se solicita la intervención de Arias, que está entonces residiendo en Orán y es “práctico” en el terreno[7].


Vista satelital: el camino que une Humahuacca con Orán.

Residente por entonces en Orán, Arias es convocado como “perito” en un litigio por tierras, debido a su gran conocimiento del territorio. Su dominio de la geografía se debía principalmente a que desde muy joven Arias se había desempeñado como proveedor de mulas para transporte comercial entre el Río de la Plata y el Perú, que circulaba a través del “Camino Real” en la Quebrada de Humahuaca. Arias arriaba hasta Humahuaca el ganado que mantenía en invernada en la hacienda de San Andrés, transitando de manera habitual el camino entre la Quebrada y Orán.

Respecto a los otros personajes que aparecen mencionados en este texto, es necesario tener en cuenta de quiénes se trata, y conocer particularmente su posicionamiento político, ya que son quienes van a solicitar la participación de Arias en este conflicto por la posesión de la tierra. Mariano Boedo era abogado, de origen salteño, y se había graduado en Derecho en la Universidad de Charcas, lugar donde estrechó vínculos con Mariano Moreno. Desde 1810 se involucró activamente en la causa revolucionaria, siendo nombrado en ese mismo año Gobernador Interino de Córdoba por la Primera Junta. En 1815, ya de regreso a Salta, Boedo fue delegado por el  General Güemes ante el Cabildo de Jujuy durante su conflicto con Rondeau. Y en 1816 fue elegido Diputado por Salta para integrar el Congreso de Tucumán, en donde actuó como uno de los principales adherentes a la declaración de la Independencia. Por otro lado, el Padre José Alejo Alberro era en esa época el cura vicario de Humahuaca, uno de los más decididos partidarios de la revolución: ya en septiembre 1810 apoyó con su predicación y con todo tipo de víveres al joven teniente Martín Güemes, quien había sido destinado con una pequeña fuerza a custodiar la circulación enemiga por la Quebrada. El mismo Güemes describe el 22 de septiembre de 1810 cómo el padre Alberro, “como verdadero patriota ha persuadido a los caciques, alcaldes, y demás habitantes de este terreno la adhesión a las tropas que se internan al Perú, y la justa causa que defienden, logrando por su medio el que estos habitantes se manifiesten leales…”[8].

En 1809 Boedo se desempeñaba como “Protector de Naturales” en Salta y Jujuy, un cargo instituido por las leyes coloniales de España desde el siglo XVII. Los Protectores de Naturales “tenían como tarea primordial la representación legal de la población indígena en los distintos juicios y litigios que se presentaban; se constituyeron en jueces de paz y velaron desde la base misma del Poder Judicial por la suerte de la sociedad nativa[9]. Actuando en calidad de tal, “el Protector de Naturales, Licenciado Mariano Boedo, el 31 Agosto de 1809, interviene defendiendo en un viejo pleito, a Patricio, José, Francisco y Maria Nieves Canchi” [10]. Desde el siglo XVII los Canchi, originarios kollas, habían sido reconocidos por Cédula Real propietarios de una hacienda en la zona de Iruya “que iba desde el Cerro Morado hasta Astillero, es decir, toda la ladera derecha del río hasta debajo de lo que hoy es Isla de Cañas. Pero poco a poco la enorme Merced real, verá menguar su extensión sin que los indios puedan hacer nada”, explica en su texto el padre Matamoros.

Parte de aquellos territorios que habían sido reconocidos como propiedad de la familia originaria Canchi venían siendo ocupados por los Zegada, poderosa familia de la elite jujeña con una larga tradición de conquista y apropiación del territorio[11]. Don Gregorio Zegada había sido un próspero comerciante de la aristocracia jujeña y miembro notable del Cabildo de aquella ciudad, nombrado “Comandante de armas de frontera” en 1779. Participó en varias incursiones en territorio salto-jujeño, habiendo recibido como recompensa grandes extensiones de tierra por medio de Merced Real para su explotación y arriendo. Zegada llegó a ser Gobernador de Jujuy, y al morir en 1794 poseía siete haciendas en la provincia, además de una tienda y pulpería en aquella ciudad. En 1809 sus herederos, la viuda y los hijos de Zegada, afrontaron el juicio de la familia Canchi, quienes reclaman por el territorio de Isculla que había sido ocupado. 

El texto del p. Matamoros continúa relatando que Mariano Boedo “solicita al Gobernador Nicolás Severo de Ysasmendi que nombre a Manuel Arias, residente en Orán, como práctico en el litigio que los protegidos tienen contra el Coronel Gregorio de Zegada a propósito de unas tierras en la Palca de Ysculla, que los herederos de Zegada afirman pertenecen a la hacienda de Rodero[12].

El dato que nos interesa sobremanera subrayar aquí es que de la documentación recogida por Matamoros surge que “Manuel Arias es comisionado para realizar la vista como entendido en el terreno y decide tras su inspección, reasignar a los Canchi las tierras que le habían sido quitadas, con lo que se enfrentará a la poderosa familia Zegada, que ve menguar sus posesiones en la zona de Astillero y en la de Rodero, finca que tenían cedida a un arrendero[13]. Es decir, que en aquel litigio por la propiedad de Isculla, Arias terció decididamente a favor de sus paisanos aborígenes.

La documentación citada en el texto de Matamoros incluye una serie de interrogatorios a testigos en el juicio por la posesión del territorio contra los Zegada, algunos de los cuales manifiestan su enojo con Arias por su intervención a favor de la familia Canchi: “Don Juan Martínez, arrendero de Rodero, Sapla y Macho Cruz afirma el 13 de Marzo de 1810 que el tal Manuel Arias, residente en Humahuaca (…) ha despojado a pesar de su oposición a todos los vecinos de considerables terrenos y especialmente a la Hacienda del Rodero, que administro, de más de doces leguas, posesionando a los Canchis en los Sembradíos que se habían hecho de mi cuenta…”[14].

Otro de los testigos involucrados en el juicio y que también se muestra contrario a la postura de Arias es Cipriano González de La Madrid, Alcalde de Jujuy, quien sostiene que “Arias que es un hombre volantón y sin práctica en la judicatura, que lo que hizo fue por influjo del cura de Humahuaca[15]. Téngase bien en cuenta este dato: La Madrid sostiene que ya en 1809, quien actuaba como mayor “influencia” de Arias era el P. Alberro. El mismo que, como mencionáramos, en pocos meses estaría apoyando decididamente al bando Patriota y auxiliando a Güemes en su defensa de la Quebrada de Humahuaca contra los realistas.

Estos testimonios muestran con claridad la acritud de Arias, evidentemente favorable a sus hermanos de raza: Arias era mestizo y poseía vínculos de sangre con el pueblo kolla por pertenecer su madre a esa comunidad originaria. Hemos señalado ya en otras oportunidades los testimonios históricos que permiten sostener la existencia de relaciones de cercanía del Coronel Arias con los kollas que poblaba la zona en que desempeñó su actividad militar[16]. Pero además, encontramos aquí un fundamento para sostener que Arias, ya desde una edad muy temprana, se mostró favorable al derecho a la posesión de su tierra por parte de sus hermanos originarios. Arias sostiene esta actitud a pesar de que muy probablemente le significara un enfrentamiento con una de las familias más reconocidas y poderosas de la región.

Miliciano salto-jujeño (dibujo de Santos Vergara).

El importante testimonio de estos datos históricos nos permite ver en Arias no solo un hombre comprometido con las ideas revolucionarias, sino también  un hombre que ha asumido sus raíces y defiende el derecho ancestral de sus hermanos kollas a la posesión de su tierra. Ciertamente la memoria histórica de la Guerra de la Independencia mantiene todavía una deuda en el reconocimiento del papel que jugaron los miembros de las comunidades originaras en aquella lucha, el que todavía no ha sido suficientemente valorado. Sin duda, en la zona de la puna salto-jujeña fueron ellos los grandes protagonistas de la guerra: los originarios conformaban el 70% de la población rural, y fueron precisamente ellos quienes estuvieron en la primera línea de fuego frente al enemigo[17]. Por ello mismo, y también como parte de ese mismo reconocimiento a los pueblos originarios en su lucha por la libertad y por la posesión de sus tierras ancestrales, es fundamental rescatar para la historia este aspecto poco divulgado de la vida del Coronel Manuel Eduardo Arias: su decidida opción por sus hermanos kollas en el reclamo por la posesión tierra.

Gustavo Álvarez – Orán.
16 de junio de 2023 
201° Aniversario del Paso a la Inmortalidad del General Manuel Eduardo Arias.


 

 

 



[1] GÜEMES Luis: Güemes Documentado. Tomo VIII, pág. 42.

[2] ALVAREZ Gustavo: Manuel Eduardo Arias. Hacendado y revolucionario del Zenta. Publicado en el sitio web del Colegio de Profesores de Historia de Jujuy. https://cprofesoreshistoria.blogspot.com/p/textos-referidos-la-historia-de-manuel.html

[3] Ibídem.

[4]El padre Alonso Sánchez Matamoros fue un sacerdote claretiano que ejerció su ministerio en Humahuaca, provincia de Jujuy hasta el año 2011. Fue Profesor de Teología en el  Centro de Estudios de Filosofía y Teología (CEFYT) de Córdoba, y Director de Editorial Claretiana de Argentina.  Acompañó desde la Fundación Claretiana para el Desarrollo, junto a UNICEF y al CONICET, el Programa Yachay (termino que en quechua significa “el que enseña”), destinado a mejorar las condiciones de aprendizaje de los niños y niñas de la Puna y Quebrada de Jujuy y de los valles cordilleranos salteños. Cfr. BORZONE DE MANRRIQUE Ana María, ROSEMBERG Celia Renata  (Comp.): Leer y Escribir entre dos culturas. El caso de las comunidades kollas en el noroeste argentino. Grupo Aique Editor, Buenos Aires, 2005. 

[5]  SANCHEZ MATAMOROS, Alonso: El Coronel Manuel E. Arias. Publicado en el sitio web del Colegio de Profesores de Historia de Jujuy. https://drive.google.com/file/d/1mmpD3R_557jubgtwcQ5M5qWFN0nQNCI4/view

[6]Finca Santiago alberga en su extensión una región bien definida de tierras altas y una de tierras bajas, que unen prácticamente el pueblo de Iruya con la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán (Salta). Actualmente pertenece a la  Comunidad indígena kolla de Finca Santiago, primera en recibir reconocimiento legal y la devolución territorial posterior a la Reforma Constitucional de 1994 en Argentina. Cfr. WEINBERG Marina, “Entre la historia y la memoria: un estudio a través del tiempo de la Comunidad kolla de Finca Santiago”, Corpus, Vol. 9, No 1, 2019, Publicado el 30 junio 2019, consultado el 10 junio 2023.

http://journals.openedition.org/corpusarchivos/2963.

[7] SÁNCHEZ MATAMOROS, A. op. cit.

[8] Certificado de Güemes a favor de Alberro: Cfr. GÜEMES L, op. cit. Tomo XII pág. 184.

[9] BONNETT Diana: Los Protectores de Naturales en la Audiencia de Quito. Siglos XVII y XVIII. Facultad Latinoamericana De Ciencias Sociales, Ecuador, 1992.

[10] SÁNCHEZ MATAMOROS, A. op. cit.

[11]CRUZ Enrique, Propiedad, producción y mano de obra en el pedemonte surandino. El caso de las haciendas de la familia Zegada en los Valles Orientales de Jujuy, finales del siglo XVIII. México: Boletín Fuentes de Historia, 2001, n.16.

[12] SÁNCHEZ MATAMOROS, A. op. cit.

[13]Ibídem.

[14] Ibídem.

[15] Ibídem: la acusación que hace La Madrid a Arias de “volantón y sin práctica en la judicatura”, debiera entenderse como alguien muy liviano y sin conocimiento de temas legales.

[16]Como en el caso registrado por el mismo Arias, en uno de sus partes dirigido a Güemes, en el cual le informa que “un indio que en la primera entrada desde San Andrés por el enemigo, se fue con ellos por gran interés de la porcioncita del ganado que le llevaban, y luego que le dieron su importe se ha escabullido y se ha venido, me dice lo siguiente:...”( Cfr. GÜEMES L. Güemes Documentado, t. IV, pág. 318.). Los aborígenes comúnmente eran empleados por los jefes patriotas como espías, pero en este caso parece que el informante se avino a traerle estas noticias por propia voluntad, lo que muestra la existencia de una relación previa, de lealtad y colaboración con Arias. No parece ser un caso aislado, ya que en el mismo oficio Arias menciona a otro “indio Ibarra” que “habiéndose presentado al enemigo, lo mandaron de chasque hasta Tupiza, y de regreso me manda avisar no ha encontrado, ni visto más cañones ni tropa a retaguardia del enemigo...” Cfr. ÁLVAREZ, G. op. cit.

[17] CRUZ Enrique Normando La participación indígena en la crisis de la independencia (Jujuy, 1812) Ponencia Jornadas de historiadores de Salta del Tucumán “Belgrano- Década Bicentenaria”.

 

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